La historia del hombre que lloró por envidia, y colonizo a la Britania


Hola, ¿cómo estas?, espero que bien, ¿listo para esta nueva parte de nuestro relato?, bueno pues aquí vamos, pues bien, este pedazo no se origina estrictamente en las islas británicas, sino más bien en la península ibérica, y eso?, te preguntaras, pues todo comenzó en la antigua España en el periodo romano, allí había sido enviado un joven que estaba iniciando su carrera en el mundo militar, a desempeñar un trabajo como cuestor, que es más o menos como ahora un juez que decide la culpabilidad en los casos de traición a la patria o asesinato, y mientras estuvo allí un buen día conoció la historia de Alejandro Magno, un gran líder militar que casi él y su fiel ejercito conquistan todo el mediterráneo, Egipto, y toda la ruta de la seda, creando el imperio más grande la historia, al ver su busto, el joven no tuvo más remedio que ponerse a llorar, pero no por dolor por su muerte, ni de admiración por sus logros, si no por física envidia, y en su cabeza se formo una obsesión ciega, crear un imperio más grande que el que hizo Alejandro Magno, tal vez esta historia te parezca desconocida, pero estoy más que seguro que el nombre del muchacho no, este personaje no es nada más que Julio Cesar.


Estatua en honor a Julio Cesar

 
Pues si, tiempo después, con mucha maña, paciencia y destreza, ese joven creció y logro convencer al parlamento romano, que lo indispensable para su Republica era expandirse, y pues lo logró diciendo que existían pueblos salvaje y que deberían ser eliminado o dominados por su imperio para controlarlos más fácil (suena a algo parecido a lo que alguna vez dijo el ex presidente gringo Bush Jr. Después del atentado de las torres gemelas), y con sus vecinos más cercanos, ¿a qué no adivinan quienes?, pues si efectivamente los celtas, más exactamente los galos (lo que ahora es Francia y Bélgica), y pues para poder demostrarle al parlamento romano que estaba haciendo una buena labor empezó a llevar un libro de crónicas de cada una de las batallas, y de paso explicando como vivían los pueblos y tribus que atacaba, dejando así un documento que relataba muchas cosas que ya he comentado en entradas anteriores.

Julio Cesar en las guerras contra el pueblo celta

 Por otro lado los celtas como ya hemos visto no son tampoco santas palomas, ni tan bobitos para dejarse quitar sus tierras y pagar impuestos y tributos de buenas a primeras, entonces empieza una guerra sin cuartel, entre los galos y Julio Cesar, pero ¿esto cómo encaja con las islas británicas o como la llamaban en ese entonces la Britania?, pues no mucho, hasta el día que ya medio dominados los galos, Julio Cesar quería más y entonces repitió de nuevo la estrategia, fue a donde el parlamento romano y les dijo que los galos estaban siendo ayudados por extraños en una isla desconocida al otro lado del mar, y que necesitaba dinero y hombres para ir a ese sitio, explorarlo y después si valía la pena apoderarse de él, y ¿adivinen que paso?, pues Julio Cesar se embarco hacia Britania.


Julio Cesar no tenía ni un pelo de tonto, así que lo primero que hizo fue mandar a un hombre de confianza llamado Vulceno acompañado de un grupo de comerciantes galos simpatizantes del imperio romano, con el fin de explorar la isla, pero lo que no contaba es que Vulceno fuera tan cobarde que llegara a la isla, y explorara solo la costa y sus alrededores, y nunca se adentrara a la isla por miedo a un ataque de los barbaros, y por lo tanto cuando volvió al continente europeo, no pudo dar mucha información de su exploración, entonces Julio Cesar aplico la vieja sentencia de que si quieres hacer algo bien debes hacerlo por ti mismo, así que envío a un Rey Celta ya aliado a ellos para tratar de convencer a tribus Britanas que se aliaran
al Cesar, y luego se fue personalmente con su ejercito para atacar a los rebeldes.
 Lo que nunca espero es que justo cuando iba a desembarcar aparecieran muchos britanos, y los atacaran con flechas y lanzas y el rey que había ido como disuasor fuera tomado como prisionero de guerra, así que teniendo en cuenta los imprevistos, le toco desembarcar en otro lado de la isla, luego fue a atacar a los britanos, y pues por poco los domina, el problema es que Julio Cesar no conocía el clima, y pues ocurrió lo que siempre ha ocurrido allí, empezó a llover, y no una llovizna, sino cayó una tremenda tormenta, la cual casi le destruye los barcos, entonces tuvo que huir.


Representación del primer viaje de Julio Cesar


Pero como dice mi papá “A perro viejo no lo capan dos veces”, y entonces el año siguiente Julio Cesar volvió, esta vez decidido de plantar su bandera romana en la isla britana, esta vez fue con más hombres, se embarco él desde el principio, y uso barcos más resistentes, cuando llegó desembarco en una zona más estratégica que la vez anterior, y pues a diferencia de la vez pasada no lo atacaron en la playa, a los pocos días recibió la noticia de que la tormenta habitual de las costas habían dañado media flota de barcos, así que esto retrasó un poco el ataque, después de varios días, avanzó isla adentro, allí se enfrento a varios grupos celtas y les ganó fácilmente, también en el camino se cruzo con el rio Támesis y allí pues creo un pequeño puerto y lo llamó Londinium, que significa como fuerte del lago y con el tiempo se convirtió en Londres, después se encontró con el guerrero Casivelono, siendo este el primer personaje histórico de origen ingles.

Representación de Casivelono, lider celta que por poco derrota a Julio Cesar


 Casivelono era un guerrero muy fiero y un buen estratega pero lastimosamente esta era una guerra de toche con guayaba, Julio Cesar tenia un ejercito muy fuerte, muy bien armado y demasiado disciplinado, los celtas los atacaron frontalmente, por medio de estrategia de guerra, con trampas, pero no lograron hacer mucho daño, finalmente tuvieron que rendirse, liberar a los prisioneros de guerra, firmar un tratado de paz, y prometer que harían parte de Roma, pagarían sus impuestos, y harían transacciones comerciales con los romanos.


Justo después de esto, le llegó el comunicado a Julio Cesar que el pueblo Galo se estaba sublevando de nuevo, y tuvo que irse, y no se quedo ningún soldado o romano en las islas Británicas, lo curioso, chistoso o irónico del asunto es que los romanos consideraban en ese entonces que este territorio era un rincón alejado del mundo, que era muy frio, a tal punto que tenían que usar esa prenda chistosa que ahora conocemos como pantalones, y que era muy diferente a sus paradisiacas playas mediterráneas, así que por casi un siglo los romanos los dejaron tranquilos, casi nadie pasó por allá y el hecho de pertenecer a los romanos era de puro nombre, pero los tiempos cambian y los gobernantes también, así que no faltará el emperador que volverá a hacer que las historias de Roma y Britania se crucen de nuevo.

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